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Evangelio: Mateo 21,2-43.

2 diciéndoles: "Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y enseguida encontraréis un asna atada y un pollino con ella
3 Y si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita, pero enseguida los devolverá."
4 Esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el profeta:
5 Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo.
6 Fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había encargado:
7 trajeron el asna y el pollino. Luego pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima.
8 La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino
9 Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"
10 Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. "¿Quién es éste?", decían.
11 Y la gente decía: "Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea."
12 Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo
13 Y les dijo: "Está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración. ¡Pero vosotros estáis haciendo de ella una cueva de bandidos!"
14 También en el Templo se acercaron a él algunos ciegos y cojos, y los curó.
15 Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: "¡Hosanna al Hijo de David!", se indignaron
16 y le dijeron: "¿Oyes lo que dicen éstos?" "Sí - les dice Jesús -. ¿No habéis leído nunca que De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza?"
17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche.
18 Al amanecer, cuando volvía a la ciudad, sintió hambre
19 y viendo una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró en ella más que hojas. Entonces le dice: "¡Que nunca jamás brote fruto de ti!" Y al momento se secó la higuera.
20 Al verlo los discípulos se maravillaron y decían: "¿Cómo al momento quedó seca la higuera?"
21 Jesús les respondió: "Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que si aun decís a este monte: "Quítate y arrójate al mar", así se hará.
22 Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis."
23 Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: "¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?"
24 Jesús les respondió: "También yo os voy a preguntar una cosa
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?" Ellos discurrían entre sí: "Si decimos: "Del cielo", nos dirá: "Entonces ¿por qué no le creísteis?"
26 Y si decimos: "De los hombres", tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta."
27 Respondieron, pues, a Jesús: "No sabemos." Y él les replicó asimismo: "Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto."
28 "Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña."
29 Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue.
30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?" - "El primero" - le dicen. Díceles Jesús: "En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.
33 "Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre
34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.
35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon.
36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros
37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: "A mi hijo le respetarán."
38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Éste es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia."
39 Y, agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?"
41 Dícenle: "A esos miserables les dará una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo."
42 Y Jesús les dice: "¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido
43 Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos."




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