Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Baruc 4, 19-37

19 Andad, hijos, andad vuestro camino, que yo me he quedado sola.

20 Me ha quitado el vestido de paz, me he puesto el sayal de mis súplicas,
clamaré al Eterno mientras viva.

21 Animo, hijos, clamad al Señor: el os librará de la tiranía y de la mano de
vuestros enemigos.

22 Yo espero del Eterno vuestra salvación, del Santo me ha venido la
alegría, por la misericordia que llegará pronto a vosotros de parte
del Eterno,
vuestro Salvador.

23 Os despedí con duelo y lágrimas, pero Dios os devolverá a mí
entre
contento y regocijo para siempre.

24 Y como las vecinas de Sión ven ahora vuestro cautiverio, así
verán
pronto vuestra salvación de parte de Dios, que os llegará con gran
gloria y
resplandor del Eterno.

25 Hijos, soportad con paciencia la ira que de parte de Dios os ha
sobrevenido. Te ha perseguido tu enemigo, pero pronto verás su ruina
y en su
cerviz pondrás tu pie.

26 Mis hijos más delicados han marchado por ásperos caminos, han sido
llevados como rebaño arrebatado por enemigos.


27 ¡Animo, hijos, clamad a Dios! pues el que os trajo esto se acordará de
vosotros;

28 y como vuestro pensamiento sólo fue de alejaros de Dios, vueltos a él,
buscadle con ardor diez veces mayor.

29 Pues el que trajo sobre vosotros estos males os traerá la alegría eterna
con vuestra salvación.

30 ¡Animo, Jerusalén!: te consolará Aquel que te dio nombre.

31 Desdichados los que te hicieron daño y se alegraron de tu caída.

32 Desdichadas las ciudades a las que sirvieron tus hijos. desdichada la que
a tus hijos recibió.

33 Pues como se alegró de tu caída y de tu ruina se regocijó, así se afligirá
por su desolación.

34 Yo le quitaré su alborozo de ciudad bien poblada y en duelo se trocará
su orgullo.

35 Fuego vendrá sobre ella de parte del Eterno por largos días, y
será
morada de demonios durante mucho tiempo.

36 Mira hacia Oriente, Jerusalén, y ve la alegría que te viene de Dios.

37 Mira, llegan tus hijos, a los que despediste, vuelven reunidos
desde
oriente a accidente, a la voz del Santo, alegres de la gloria de Dios.