Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Deuteronomio 28, 27-69

27 Yahveh te herirá con úlceras de Egipto, con tumores, sarna y tiña,
de las que no podrás sanar.

28 Yahveh te herirá de delirio, ceguera y pérdida de sentidos,

29 hasta el punto que andarás a tientas en pleno mediodía como el
ciego anda a tientas en la oscuridad, y tus pasos no llegarán a
término.
Estarás oprimido y despojado toda la vida, y no habrá quien te salve.

30 Te desposarás con una mujer y otro hombre la hará suya; edificarás
una casa y no la habitarás; plantarás una viña y no podrás disfrutar de ella.

31 Tu buey será degollado a tus propios ojos, y no podrás comer de él;
tu asno será robado en tu presencia, y no se te devolverá; tus ovejas serán
entregadas a tus enemigos, y no habrá quien te salve;

32 tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos
se
consumirán mirando todos los días hacia ellos, pero tus manos no
podrán
hacer nada.

33 El fruto de tu suelo y toda tu fatiga lo comerá un pueblo que no
conoces. No serás más que un explotado y oprimido toda la vida.

34 Y te volverás loco ante el espectáculo que verás con tus ojos.

35 Yahveh te herirá de úlceras malignas en las rodillas y en las
piernas, de las que no podrás sanar, desde la planta de los pies
hasta la
coronilla de la cabeza.


36 Yahveh te llevará a ti y al que hayas puesto sobre ti a una nación
que ni tú ni tus padres conocíais, y allí servirás a otros dioses, de madera y
de piedra.

37 Serás el asombro, el proverbio y la irrisión de todos los pueblos a
donde Yahveh te conduzca.

38 Echarás en tus campos mucha semilla y cosecharás poco, porque la
asolará la langosta.

39 Plantarás y cultivarás viñas, pero no beberás vino ni recogerás
nada, porque el gusano las devorará.

40 Tendrás olivos por todo tu territorio, pero no te ungirás de aceite,
porque tus olivos caerán.

41 Engendrarás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque irán al
cautiverio.

42 Todos tus árboles y los frutos de tu suelo serán presa de los
insectos.

43 El forastero que vive junto a ti subirá a costa tuya cada vez
más
alto, y tú caerás cada vez más bajo.

44 El te prestará, y tú tendrás que tomar prestado; él estará a la cabeza
y tú a la zaga.

45 Todas estas maldiciones caerán sobre ti, te perseguirán y te
alcanzarán hasta destruirte, por no haber escuchado la voz de Yahveh
tu
Dios, guardando los mandamientos y los preceptos que él te ha prescrito.

46 Serán como una señal y un prodigio sobre ti y sobre
tu
descendencia para siempre.

47 Por no haber servido a Yahveh tu Dios en la alegría y la dicha de
corazón, cuando abundabas en todo,

48 servirás a los enemigos que Yahveh enviará contra ti, con hambre,
sed, desnudez y privación de todo. El pondrá en tu cuello un yugo de hierro
hasta que te destruya.

49 Yahveh levantará contra ti una nación venida de lejos, de los
extremos de la tierra, como el águila que se cierne. Será una
nación de
lengua desconocida para ti,

50 una nación de rostro fiero, que no respetará al anciano ni tendrá
compasión del niño.

51 Comerá el fruto de tu ganado y el fruto de tu suelo, hasta destruirte;
no te dejará trigo, mosto, ni aceite, ni los partos de tus vacas, ni las crías
de
tus ovejas, hasta acabar contigo.

52 Te asediará en todas tus ciudades, hasta que caigan en toda tu tierra
tus murallas más altas y más fortificadas, en las que tú ponías tu confianza.
Te asediará en tus ciudades, en toda la tierra que te haya dado Yahveh tu
Dios.

53 Comerás el fruto de tus entrañas, la carne de tus hijos y tus hijas
que te haya dado Yahveh tu Dios, en el asedio y la angustia a que
te
reducirá tu enemigo.

54 El más delicado y tierno de entre los tuyos mirará con malos ojos a
su hermano, e incluso a la esposa de su corazón y a los hijos que le queden,


55 negándose a compartir con ellos la carne de sus hijos que se
comerá, al quedarle ya nada en el asedio y la angustia a que tu enemigo te
reducirá en todas tus ciudades.

56 La más delicada y tierna de las mujeres de tu pueblo, tan delicada y
tierna que no hubiera osado posar en tierra la planta de su pie, mirará con
malos ojos al esposo de su corazón, e incluso a su hijo y a su hija,

57 a las secundinas salidas de su seno y a los hijos que dé a luz, pues
los comerá a escondidas, por la privación de todo, en el asedio y la angustia
a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades.

58 Si no cuidas de poner en práctica todas las palabras de esta Ley
escritas en este libro, temiendo a ese nombre glorioso y temible, a Yahveh
tu Dios,

59 Yahveh hará terribles tus plagas y las de tu descendencia: plagas
grandes y duraderas, enfermedades perniciosas y tenaces.

60 Hará caer de nuevo sobre ti aquellas epidemias de Egipto a las que
tanto miedo tenías, y se pegarán a ti.

61 Más todavía, todas las enfermedades y plagas que no se mencionan
en el libro de esta Ley, las suscitará Yahveh contra ti, hasta destruirte.

62 No quedaréis más que unos pocos hombres, vosotros que erais tan
numerosos como las estrellas del cielo, por haber desoído la voz de Yahveh
tu Dios.

63 Y sucederá que lo mismo que Yahveh se complacía en haceros
favor y en multiplicaros, así se gozará en perderos, y destruiros.
Seréis
arrancados del suelo adonde vas a entrar para tomarlo en posesión.

64 Yahveh te dispersará entre todos los pueblos, de un extremo a otro
de la tierra, y allí servirás a otros dioses, de madera y
de piedra,
desconocidos de ti y de tus padres.

65 No hallarás sosiego en aquellas naciones, ni habrá descanso para la
planta de tus pies, sino que Yahveh te dará allí un corazón
trémulo,
languidez de ojos y ansiedad de alma.

66 Tu vida estará ante ti como pendiente de un hilo, tendrás miedo de
noche y de día, y ni de tu vida te sentirás seguro.

67 Por la mañana dirás: «¡Ojalá llegase la tarde!», y por la tarde dirás:

«¡Ojalá llegase la mañana!», a causa del espanto que estremecerá tu
corazón y del espectáculo que verán tus ojos.

68 Yahveh volverá a llevarte a Egipto en barcos, por ese camino del
que yo te había dicho: «No volverás a verlo más.» Y allí os ofreceréis en
venta a vuestros enemigos como esclavos y esclavas, pero no habrá ni
comprador.

69 Estas son las palabras de la alianza que Yahveh mandó a Moisés
concluir con los israelitas en el país de Moab, aparte de la alianza que había
concluido con ellos en el Horeb.