Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Deuteronomio 3, 5-28

5 plazas fuertes todas ellas, con altas murallas, puertas y cerrojos; sin
contar las ciudades de los perizitas, en gran número.

6 Las consagramos al anatema, como habíamos hecho con Sijón, rey
de Jesbón: anatema a toda ciudad: hombres, mujeres y niños;

7 aunque guardamos como botín todo el ganado y los despojos de
estas ciudades.

8 Así tomamos entonces, de mano de los dos reyes amorreos, el país
de Transjordania, desde el torrente Arnón hasta el monte Hermón

9 (los sidonios llaman al Hermón Siryón, y los amorreos lo llaman
Senir):

10 todas las ciudades de la Altiplanicie, todo Galaad y todo Basán
hasta Salká y Edreí, ciudades del reino de Og en Basán.

11 (Og, rey de Basán, era el último superviviente de los refaítas:
su
lecho es el lecho de hierro que se halla en Rabbá de los
ammonitas, de
nueve codos de largo por cuatro de ancho, en codos corrientes.

12 De este país tomamos posesión entonces: desde Aroer, a orillas del
torrente Arnón, la mitad de la montaña de Galaad con sus ciudades se la di
a los rubenitas y a los gaditas.

13 A la media tribu de Manasés le di el resto de Galaad y todo Basán,
reino de Og: toda la confederación de Argob. (A todo este Basán es a lo que
se llama el país de los refaítas.)

14 Yaír, hijo de Manasés, se quedó con toda la confederación de
Argob, hasta la frontera de los guesuritas y de los maakatitas, y dio a Basán
su nombre que aún conserva: Aduares de Yaír.


15 A Makir le di Galaad.

16 A los rubenitas y a los gaditas les di desde Galaad hasta el torrente
Arnón - la mitad del torrente marcaba la frontera - y hasta el
torrente
Yabboq, frontera de los ammonitas.

17 La Arabá y el Jordán hacían de frontera, desde Kinnéret hasta el
mar de la Arabá (el mar de la Sal), al pie de las laderas del Pisgá, al oriente.
18 Yo os ordené entonces: «Yahveh, vuestro Dios, os ha dado esta
tierra en posesión. Vosotros pasaréis armados al frente de
vuestros

hermanos los israelitas, todos hombres de armas.

19 Sólo vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros rebaños (pues sé
que tenéis rebaños numerosos) quedarán en las ciudades que yo os he dado,
20 hasta que Yahveh conceda reposo a vuestros hermanos, como a
vosotros, y ellos también hayan tomado posesión de la tierra que
Yahveh
vuestro Dios les ha dado al otro lado del Jordán; entonces volveréis
cada

uno a la heredad que yo os he dado.»

21 A Josué también le di entonces la orden siguiente: «Tus propios
ojos han visto todo lo que Yahveh vuestro Dios ha hecho con estos
dos
reyes; lo mismo hará Yahveh con todos los reinos por donde vas a pasar.

22 No les temáis, porque el mismo Yahveh vuestro Dios combate por
vosotros.»

23 Entonces hice esta súplica a Yahveh:

24 «Yahveh, Señor mío, tú has comenzado a manifestar a tu siervo tu
grandeza y tu mano fuerte; pues ¿qué Dios hay, en los cielos ni en la tierra,
que pueda hacer obras y proezas como las tuyas?

25 Déjame, por favor, pasar y ver la tierra buena de allende el Jordán,
esa buena montaña y el Líbano.»

26 Pero, por culpa vuestra, Yahveh se irritó contra mí y no me
escuchó; antes bien me dijo: «¡Basta ya! No sigas hablándome de esto.

27 Sube a la cumbre del Pisgá, alza tus ojos al occidente, al norte, al
mediodía y al oriente; y contempla con tu ojos, porque no pasarás
ese
Jordán.

28 Da tus órdenes a Josué, dale ánimos y fortalécele, porque él pasará
al frente de este pueblo: él le pondrá en posesión de esa tierra que ves.»