1 Orgullo de las alturas, firmamento de pureza, tal la vista del cielo en
su espectáculo de gloria.
2 El sol apareciendo proclama a su salida: «¡Qué admirable la obra
del Altísimo!»
3 En su mediodía reseca la tierra, ante su ardor, ¿quién puede resistir?
4 Se atiza el horno para obras de forja: tres veces más el sol que
abrasa las montañas; vapores ardientes despide, ciega los ojos con el brillo
de sus rayos.
5 Grande es el Señor que lo hizo, y a cuyo mandato emprende su
rápida carrera.
6 También la luna: sale siempre a su hora, para marcar los tiempos,
señal eterna.