Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Eclesiástico 52, 7-29

7 Por todas partes me asediaban y no había quien auxiliara, volví los
ojos a un apoyo humano y no había ninguno.

8 Entonces me acordé de tu misericordia, Señor, y de tu actuación
desde la eternidad, que tú levantas a los que en ti esperan, y los salvas de la
mano de enemigos.


9 Y elevé de la tierra mi plegaria, supliqué ser librado de la muerte.
10 Clamé al Señor, padre de mi Señor: «No me abandones en días de

tribulación, en la hora de los orgullosos, cuando no hay socorro. Alabaré tu
nombre sin cesar, te cantaré en acción de gracias.»

11 Y mi oración fue escuchada, pues tú me salvaste de la perdición, y
me libraste del momento malo.

12 Por eso te daré gracias y te alabaré, bendeciré el nombre del Señor.

13 Siendo joven aún, antes de ir por el mundo, me di a buscar
abiertamente la sabiduría en mi oración,

14 a la puerta delante del templo la pedí, y hasta mi último día
la
andaré buscando.

15 En su flor, como en racimo que madura, se recreó mi corazón. Mi
pie avanzó en derechura, desde mi juventud he seguido sus huellas.

16 Incliné un poco mi oído y la recibí, y me encontré una gran
enseñanza.

17 Gracias a ella he hecho progesos, a quien me dio sabiduría daré
gloria.

18 Pues decidí ponerla en práctica, tuve celo por el bien y no quedaré
confundido.

19 Mi alma ha luchado por ella, a la práctica de la ley he estado
atento, he tendido mis manos a la altura y he llorado mi ignorancia de ella.

20 Hacia ella endurecé mi alma, y en la pureza la he encontrado.
Logré con ella un corazón desde el principio, por eso no
quedaré
abandonado.

21 Mis entrañas se conmovieron por buscarla, por eso he logrado una
buena adquisición.

22 Me dio el Señor una lengua en recompensa, y con ella le alabaré.
23 Acercaos a mí, ignorantes, instalaos en la casa de instrucción.

24 ¿Por qué habéis de decir que estáis privados de ella, cuando
vuestras almas tienen tanta sed?

25 He abierto mi boca y he hablado: Adquiridla sin dinero;

26 someted al yugo vuestro cuello, que vuestra alma reciba la
instrucción: está ahí a vuestro alcance.

27 Ved con vuestros ojos lo poco que he penado y el mucho descanso
que he encontrado para mí.

28 Participad de la instrucción con una gran suma de dinero, que
mucho oro adquiriréis con ella.

29 Que vuestra alma se recree en la misericordia del Señor, no os
avergoncéis de su alabanza.