Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Ezequiel 20, 8-42

8 Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron escucharme.
Ninguno arrojó los monstruos que seducían sus ojos; ninguno abandonó las
basuras de Egipto. Pensé entonces, derramar mi furor sobre
ellos y
desahogar en ellos mi cólera, en medio del país de Egipto.

9 Pero tuve consideración a mi nombre y procedí de modo que no
fuese profanado a los ojos de las naciones entre las que
ellos se
encontraban, y a la vista de las cuales me había manifestado a
ellos,
sacándolos del país de Egipto.

10 Por eso, los saqué del país de Egipto y los conduje al desierto.

11 Les di mis preceptos y les di a conocer mis normas, por las que el
hombre vive, si las pone en práctica.

12 Y les di además mis sábados como señal entre ellos y yo, para que
supieran que yo soy Yahveh, que los santifico.


13 Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto; no
se
condujeron según mis preceptos, rechazaron mis normas por las que vive el
hombre, si las pone en práctica, y no hicieron más que profanar mis
sábados. Entonces pensé en derramar mi furor sobre ellos en el
desierto,
para exterminarlos.

14 Pero tuve consideración a mi nombre, y procedí de modo que no
fuese profanado a los ojos de las naciones, a la vista de las cuales los había
sacado.

15 Y, una vez más alcé mi mano hacia ellos en el desierto, jurando
que no les dejaría entrar en la tierra que les había dado, que mana leche y
miel, la más hermosa de todas las tierras.

16 Pues habían despreciado mis normas, no se habían conducido
según mis preceptos y habían profanado mis sábados; porque su corazón se
iba tras sus basuras.

17 Pero tuve una mirada de piedad para no exterminarlos, y no acabé
con ellos en el desierto.

18 Y dije a sus hijos en el desierto: No sigáis las reglas de vuestros
padres, no imitéis sus normas, no os contaminéis con sus basuras.

19 Yo soy Yahveh, vuestro Dios. Seguid mis preceptos, guardad mis
normas y ponedlas en práctica.

20 Santificad mis sábados; que sean una señal entre yo y vosotros,
para que se sepa que yo soy Yahveh, vuestro Dios.

21 Pero los hijos se rebelaron contra mí, no se condujeron según mis
preceptos, no guardaron ni pusieron en práctica mis normas, aquéllas por
las que vive el hombre, si las pone en práctica, y profanaron mis sábados.
Entonces pensé en derramar mi furor sobre ellos y desahogar en ellos mi
cólera, en el desierto.

22 Pero retiré mi mano y tuve consideración a mi nombre,
procediendo de modo que no fuese profanado a los ojos de las naciones, a la
vista de las cuales los había sacado.

23 Pero una vez más alcé mi mano hacia ellos, en el desierto, jurando
dispersarlos entre las naciones y esparcirlos por los países.

24 Porque no habían puesto en práctica mis normas, habían
despreciado mis preceptos y profanado mis sábados, y sus ojos se
habían
ido tras las basuras de sus padres.

25 E incluso llegué a darles preceptos que no eran buenos y normas
con las que no podrían vivir,

26 y los contaminé con sus propias ofrendas, haciendo que pasaran
por el fuego a todo primogénito, a fin de infundirles horror, para
que
supiesen que yo soy Yahveh.

27 Por eso, hijo de hombre, habla a la casa de Israel. Les dirás: Así
dice el Señor Yahveh: En esto todavía me ultrajaron vuestros padres
siéndome infieles.

28 Yo les conduje a la tierra que, mano en alto, había jurado darles.
Allí vieron toda clase de colinas elevadas, toda suerte de árboles frondosos,
y en ellos ofrecieron sus sacrificios y presentaron sus
ofrendas


provocadoras; allí depositaron el calmante aroma y derramaron
sus
libaciones.

29 Y yo les dije: ¿Qué es el alto adonde vosotros vais?; y se le puso el
nombre de = Bamá =, hasta el día de hoy.

30 Pues bien, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: Conque
vosotros os contamináis conduciéndoos como vuestros
padres,
prostituyéndoos detrás de sus monstruos,

31 presentando vuestras ofrendas, haciendo pasar a vuestros hijos por
el fuego; os contamináis con todas vuestras basuras, hasta el día de hoy, ¿y
yo voy a dejarme consultar por vosotros, casa de Israel? Por mi
vida,
oráculo del Señor Yahveh, que no me dejaré consultar por vosotros.

32 Y no se realizará jamás lo que se os pasa por la imaginación,
cuando decís: «Seremos como las naciones, como las tribus de los
otros
países, adoradores del leño y de la piedra.»

33 Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo reinaré sobre
vosotros, con mano fuerte y tenso brazo, con furor derramado.

34 Os haré salir de entre los pueblos y os reuniré de los países donde
fuisteis dispersados, con mano fuerte y tenso brazo, con furor derramado;

35 os conduciré al desierto de los pueblos y allí os juzgaré cara a cara.
36 Como juzgué a vuestros padres en el desierto de Egipto, así os

juzgaré a vosotros, oráculo del Señor Yahveh.

37 Os haré pasar bajo el cayado y os haré entrar por el aro de la
alianza;

38 separaré de vosotros a los rebeldes, a los que se han rebelado
contra mí: les haré salir del país en que residen, pero no entrarán en la tierra
de Israel, y sabréis que yo soy Yahveh.

39 En cuanto a vosotros, casa de Israel, así dice el Señor Yahveh: Que
vaya cada uno a servir a sus basuras; después, yo juro que me escucharéis y
no profanaréis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y vuestras
basuras.

40 Porque será en mi santa montaña, en la alta montaña de Israel -
oráculo del Señor Yahveh - donde me servirá toda la casa de Israel, toda
ella en esta tierra. Allí los acogeré amorosamente y allí solicitaré vuestras
ofrendas y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas santas.

41 Como calmante aroma yo os acogeré amorosamente, cuando os
haya hecho salir de entre los pueblos, y os reúna de en medio de los países
en los que habéis sido dispersados; y por vosotros me mostraré santo a los
ojos de las naciones.

42 Sabréis que yo soy Yahveh, cuando os conduzca al suelo de Israel,
a la tierra que, mano en alto, juré dar a vuestros padres.