Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Génesis 26, 7-24

7 Los del lugar le preguntaban por su mujer, y él decía: «Es mi
hermana.» En efecto, le daba reparo decir: «Es mi mujer», no fuesen
a
matarle los del lugar por causa de Rebeca, ya que ella era de buen ver.

8 Ya llevaba largo tiempo allí, cuando aconteció que Abimélek, rey de
los filisteos, atisbando por una ventana, observó que Isaac
estaba
solazándose con su mujer Rebeca.

9 Llama Abimélek a Isaac y le dice: ¡Con que es tu mujer! ¿Pues
cómo has venido diciendo: Es mi hermana?» Dícele Isaac: «Es que me dije:
A ver si voy a morir por causa de ella.»

10 Replicó Abimélek: «¿Qué es lo que nos has hecho? Si por acaso
llega a acostarse cualquiera del pueblo con tu mujer, tú nos habrías echado
la culpa.»

11 Entonces Abimélek ordenó a todo el pueblo: «Quien tocare a este
hombre o a su mujer, morirá sin remedio.»

12 Isaac sembró en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por
uno. Yahveh le bendecía

13 y el hombre se enriquecía, se iba enriqueciendo más y más hasta
que se hizo riquísimo.

14 Tenía rebaños de ovejas y vacadas y copiosa servidumbre. Los
filisteos le tenían envidia.


15 Todos los pozos que habían cavado los siervos de su padre - en
tiempos de su padre Abraham - los habían cegado los filisteos, llenándolos
de tierra.

16 Entonces Abimélek dijo a Isaac: «Apártate de nuestro lado, porque
te has hecho mucho más poderoso que nosotros.»

17 Isaac se fue de allí y acampó en la vaguada de
Guerar,
estableciéndose allí.

18 Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían cavado los
siervos de su padre Abraham, y que los filisteos habían cegado después de
la muerte de Abraham, y les puso los mismos nombres que les había puesto
su padre.

19 Cavaron los siervos de Isaac en la vaguada y encontraron allí un
pozo de aguas vivas.

20 Pero riñeron los pastores de Guerar con los pastores de Isaac,
diciendo: «El agua es nuestra.» El llamó al pozo Eseq, ya que se
habían
querellado con él.

21 Excavaron otro pozo, y también riñeron por él: lo llamó Sitná.

22 Partió de allí y cavó otro pozo, y ya no riñeron por él: lo
llamó
Rejobot, y dijo: «Ahora Yahveh nos ha dado desahogo, y prosperaremos en
esta tierra.

23 De allí subió a Berseba.

24 Yahveh se le apareció aquella noche y dijo: «Yo soy el Dios de tu
padre Abraham. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y
multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham, mi siervo.»