Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Génesis 47, 18-29

18 Cumplido el año, acudieron al año siguiente y le dijeron: «No
disimularemos a nuestro señor que se ha agotado la plata, y también
los
ganados pertenecen ya a nuestro señor; no nos queda a disposición de
nuestro señor nada, salvo nuestros cuerpos y nuestras tierras.

19 ¿Por qué hemos de morir delante de tus ojos así nosotros como
nuestras tierras? Aprópiate de nosotros y de nuestras tierras a
cambio de
pan, y nosotros con nuestras tierras pasaremos a ser esclavos de
Faraón.
Pero danos simiente para que vivamos y no muramos, y el suelo no quede
desolado.»


20 De este modo se apropió José todo el suelo de Egipto para Faraón,
pues los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre les
apretaba, y la tierra vino a ser de Faraón.

21 En cuanto al pueblo, lo redujo a servidumbre, de cabo a cabo de las
fronteras de Egipto.

22 Tan sólo las tierras de los sacerdotes no se las apropió, porque los
sacerdotes tuvieron tal privilegio de Faraón, y comieron de dicho privilegio
que les concedió Faraón. Por lo cual no vendieron sus tierras.

23 Dijo entonces José al pueblo: «He aquí que os he adquirido hoy
para Faraón a vosotros y vuestras tierras. Ahí tenéis simiente:
sembrad la
tierra,

24 y luego, cuando la cosecha, daréis el quinto a Faraón y las otras
cuatro partes serán para vosotros, para siembra del campo, y para alimento
vuestro y de vuestros familiares, para alimento de vuestras criaturas.»

25 Dijeron ellos: «Nos has salvado la vida. Hallemos gracia a los ojos
de mi señor, y seremos siervos de Faraón.»

26 Y José les impuso por norma, vigente hasta la fecha respecto a todo
el agro egipcio, dar el quinto a Faraón. Tan sólo el territorio de
los
sacerdotes no pasó a ser de Faraón.

27 Israel residió en Egipto, en el país de Gosen; se afincaron en él y
fueron fecundos y se multiplicaron sobremanera.

28 Jacob vivió en Egipto diez y siete años, siendo los días de Jacob,
los años de su vida, 147 años.

29 Cuando los días de Israel tocaron a su fin, llamó a su hijo José y le
dijo: «Si he hallado gracia a tus ojos, pon tu mano debajo de mi muslo y
hazme este favor y lealtad: No me sepultes en Egipto.