Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hechos 9, 8-21

8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía
nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco.

9 Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.

10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo
en una visión: «Ananías.» El respondió: «Aquí estoy, Señor.»

11 Y el Señor: «Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de
Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está en oración

12 y ha visto que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las
manos para devolverle la vista.»

13 Respondió Ananías: «Señor, he oído a muchos hablar de ese
hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén

14 y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar a
todos los que invocan tu nombre.»

15 El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un instrumento de
elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los
hijos de
Israel.

16 Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.»

17 Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl,
hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció
en el
camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu
Santo.»

18 Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas, y recobró la
vista; se levantó y fue bautizado.

19 Tomó alimento y recobró las fuerzas. Estuvo algunos días con los
discípulos de Damasco,

20 y en seguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era
el Hijo de Dios.

21 Todos los que le oían quedaban atónitos y decían: «¿No es éste el
que en Jerusalén perseguía encarnizadamente a los que invocaban ese
nombre, y no ha venido aquí con el objeto de llevárselos atados a los sumos
sacerdotes?»