Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 40, 2-13

2 Hablad al corazón de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha
cumplido su milicia, ya ha satisfecho por su culpa, pues ha recibido
de
mano de Yahveh castigo doble por todos sus pecados.

3 Una voz clama: «En el desierto abrid camino a Yahveh, trazad en la
estepa una calzada recta a nuestro Dios.

4 Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase
lo escabroso llano, y las breñas planicie.

5 Se revelará la gloria de Yahveh, y toda criatura a una la verá. Pues la
boca de Yahveh ha hablado.»

6 Una voz dice: «¡Grita!» Y digo: «¿Qué he de gritar?» - «Toda carne
es hierba y todo su esplendor como flor del campo.

7 La flor se marchita, se seca la hierba, en cuanto le dé el viento de
Yahveh (pues, cierto, hierba es el pueblo).

8 La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios
permanece por siempre.

9 Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión; clama con voz
poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, clama sin miedo. Di a las
ciudades de Judá: «Ahí está vuestro Dios.»

10 Ahí viene el Señor Yahveh con poder, y su brazo lo sojuzga todo.

Ved que su salario le acompaña, y su paga le precede.

11 Como pastor pastorea su rebaño: recoge en brazos los corderitos,
en el seno los lleva, y trata con cuidado a las paridas.


12 ¿Quién midió los mares con el cuenco de la mano, y abarcó con su
palmo la dimensión de los cielos, metió en un tercio de medida el polvo de
la tierra, pesó con la romana los montes, y los cerros con la balanza?

13 ¿Quién abarcó el espíritu de Yahveh, y como consejero suyo le
enseñó?