Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 8, 1-22

1 Yahveh me dijo: «Toma una placa grande, escribe en ella con buril:
de Maher Salal Jas Baz,

2 y toma por fieles testigos míos al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo
de Baraquías.»

3 Me acerqué a la profetisa, que concibió y dio a luz un hijo, Yahveh
me dijo: «Llámale Maher Salal Jas Baz,

4 pues antes que sepa el niño decir “papá” y “mamá”, la riqueza de
Damasco y el botín de Samaría serán llevados ante el rey de Asur.»

5 Volvió Yahveh a hablarme de nuevo:

6 «Porque ha rehusado ese pueblo las aguas de Siloé que van de vagar
y se ha desmoralizado ante Rasón y el hijo de Remalías,

7 por lo mismo, he aquí que el Señor hace subir contra ellos las aguas
del Río embravecidas y copiosas. Desbordará por todos sus cauces, (el rey
de Asur y todo su esplendor) invadirá todas sus riberas.

8 Seguirá por Judá anegando a su paso, hasta llegar al cuello. Y la
envergadura de sus alas abarcará la anchura de tu tierra, Emmanuel.

9 Sabedlo, pueblos: seréis destrozados; escuchad, confines todos de la
tierra; en guardia: seréis destrozados; en guardia: seréis destrozados.


10 Trazad un plan: fracasará. Decid una palabra: no se cumplirá.
Porque con nosotros está Dios.

11 Pues así me ha dicho Yahveh cuando me tomó de la mano y me
apartó de seguir por el camino de ese pueblo:

12 No llaméis conspiración a lo que ese pueblo llama conspiración, ni
temáis ni tembléis de lo que él teme.

13 A Yahveh Sebaot, a ése tened por santo, sea él vuestro temor y él
vuestro temblor.

14 Será un santuario y piedra de tropiezo y peña de escándalo para
entrambas Casas de Israel; lazo y trampa para los moradores de Jerusalén.

15 Allí tropezarán muchos, caerán, se estrellarán y serán atrapados y
presos.

16 Envuelve el testimonio, sella la enseñanza entre mis discípulos.

17 Aguardaré por Yahveh, el que vela su faz de la casa de Jacob, y
esperaré por él.

18 Aquí estamos yo y los hijos que me ha dado Yahveh, por señales y
pruebas en Israel, de parte de Yahveh Sebaot, el que reside en el
monte
Sión.

19 Y cuando os dijeren: «Consultad a los nigromantes y a los adivinos
que bisbisean y murmujean; ¿es que no consulta un pueblo a sus dioses, por
los vivos a los muertos?»:

20 en pro de la enseñanza y el testimonio ¡Vaya si dirán cosa tal! Lo
que no tiene provecho.

21 Pasará por allí lacerado y hambriento, y así que le dé el hambre, se
enojará y faltará a su rey y a su Dios. Volverá el rostro a lo alto,

22 la tierra oteará, y sólo habrá cerrazón y negrura, lobreguez prieta y
tiniebla espesa.