Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 14, 10-22

10 Así dice Yahveh de este pueblo: ¡Cómo les gusta vagabundear!, no
contienen sus pies. Pero Yahveh no se complace en ellos: ahora se
va a
acordar de su culpa y a castigar su pecado.

11 Y me dijo Yahveh: «No intercedas en pro de este pueblo.

12 Así ayunen, no escucharé su clamoreo; y así levanten holocausto y
ofrenda, no me complacerán; sino que con espada, con hambre y con peste
voy a acabarlos.»


13 Dije yo: «¡Ah, Señor Yahveh! Pues he aquí que los profetas están
diciéndoles: No veréis espada, ni tendréis hambre, sino que voy a daros paz
segura en este lugar.»

14 Y me dijo Yahveh: «Mentira profetizan esos profetas en mi
nombre. Yo no les he enviado ni dado instrucciones, ni les he
hablado.
Visión mentirosa, augurio fútil y delirio de sus corazones os dan por
profecía.

15 Por tanto, así dice Yahveh: Tocante a los profetas que profetizan en
mi nombre sin haberles enviado yo, y que dicen: No habrá espada ni
hambre en este país, con espada y con hambre serán rematados los
tales
profetas,

16 y el pueblo al que profetizan yacerá derribado por las calles de
Jerusalén, por causa del hambre y de la espada, y no habrá sepulturero para
ellos ni para sus mujeres, sus hijos y sus hijas; pues volcaré
sobre ellos
mismos su maldad.»

17 Les dirás esta palabra: Dejen caer mis ojos lágrimas de noche y de
día sin parar, porque de quebranto grande es quebrantada la doncella, hija
de mi pueblo, de golpe gravísimo,

18 Si salgo al campo encuentro heridos de espada; y si entro en la
ciudad, encuentro desfallecidos de hambre. Y aun el mismo profeta, aun el
mismo sacerdote andan errantes por el país y nada saben.

19 - ¿Es que has desechado a Judá? ¿o acaso de Sión se ha hastiado tu
alma? ¿Por qué nos has herido, que no tenemos cura? Esperábamos paz, y
no hubo bien alguno; el tiempo de la cura, y se presenta el miedo.

20 Reconocemos, Yahveh, nuestras maldades, la culpa de nuestros
padres; que hemos pecado contra ti.

21 No desprecies, por amor de tu Nombre, no deshonres la sede de tu
Gloria. Recuerda, no anules tu alianza con nosotros.

22 ¿Hay entre las Vanidades gentílicas quienes hagan llover? ¿o acaso
los cielos dan de suyo la llovizna? ¿No eres tú mismo, oh Yahveh? ¡Dios
nuestro, esperamos en ti, porque tú hiciste todas estas cosas!