7 Pero Ebed Mélek el kusita - un eunuco de la casa del rey - oyó que
habían metido a Jeremías en la cisterna. El rey estaba sentado en la puerta
de Benjamín.
8 Salió Ebed Mélek de la casa del rey, y habló al rey en estos
términos:
9 «Oh mi señor el rey, está mal hecho todo cuanto esos hombres han
hecho con el profeta Jeremías, arrojándole a la cisterna. Total lo mismo se
iba a morir de hambre, pues no quedan ya víveres en la ciudad.»
10 Entonces ordenó el rey a Ebed Mélek el kusita: «Toma tú mismo
de aquí treinta hombres, y subes al profeta Jeremías del pozo antes de que
muera.»