40 Les haré bajar como corderos al matadero, como carneros y
machos cabríos.
41 ¡Cómo fue tomada Sesac, y ocupada la prez de toda la tierra!
¡Cómo vino a ser pasmo Babilonia entre las naciones!
42 Subió contra Babilonia el mar, por el tropel de sus olas quedó
cubierta.
43 Vinieron a quedar sus ciudades devastadas, tierra reseca y yerma,
no vive en ellas nadie, ni discurre por ellas ser humano.
44 Visitaré a Bel en Babilonia, y le sacaré su bocado de la boca, y no
afluirán a él ya más las naciones. Hasta la muralla de Babilonia ha caído.
45 Salid de en medio de ella, pueblo mío, que cada cual salve su vida
del ardor de la ira de Yahveh.
46 Y que no se marchite vuestro corazón y tengáis miedo por el rumor
que se oirá en la tierra. Cierto correrá un año tal rumor, y luego
al año
siguiente, otro distinto: violencia en la tierra, y domeñador
sobre
domeñador.
47 Pues bien, mirad que vienen días en que visitaré a los ídolos de
Babilonia, y todo su territorio se abochornará, y todos sus heridos caerán en
medio de ella.
48 Y harán corro contra Babilonia cielos y tierra y todo cuanto hay en
ellos, cuando del norte lleguen los devastadores - oráculo de Yahveh -.
49 También Babilonia caerá, oh heridos de Israel. También por
Babilonia cayeron los heridos de toda la tierra.
50 Escapados de la espada, andad, no os paréis, recordad desde lejos a
Yahveh, y que Jerusalén os venga en mientes.
51 - «Quedamos abochornados al oír tal afrenta; cubrió la vergüenza
nuestros rostros. ¡Habían penetrado extranjeros hasta los santuarios de
la
Casa de Yahveh!»
52 - Pues bien, mirad que vienen días - oráculo de Yahveh - en que
visitaré a sus ídolos, y en todo su territorio se quejarán los heridos.
53 Aunque suba Babilonia a los cielos y encastille en lo alto su poder,
de mi parte llegarán saqueadores hasta ella - oráculo de Yahveh -.
54 Suenan gritos de socorro desde Babilonia, y un fragor desde
Caldea.
55 Es que devasta Yahveh a Babilonia, apaga de ella el gran ruido, y
mugen sus olas como las de alta mar, cuyo son es estruendoso.
56 Es que viene sobre ella, sobre Babilonia el devastador, van a ser
apresados sus valientes, se han aflojado sus arcos. Porque Dios retribuidor
es Yahveh: cierto pagará.
57 Yo embriagaré a sus jefes y a sus sabios, a sus gobernadores y a
sus magistrados y a sus valientes, y dormirán un sueño eterno y no
se
despertarán - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh Sebaot -.
58 Así dice Yahveh Sebaot: Aquella ancha muralla de Babilonia ha de
ser socavada, y aquellas sus altas puertas con fuego han de ser quemadas, y
se habrán fatigado pueblos para nada, y naciones para el fuego se
habrán
cansado.
59 Orden que dio el profeta Jeremías a Seraías, hijo de Neriyías, hijo
de Majseías, al partir éste de junto a Sedecías, rey de Judá, para Babilonia el
año cuarto de su reinado, siendo Seraías jefe de etapas.
60 Escribió, pues, Jeremías todo el mal que había de sobrevenir a
Babilonia en un libro - todas estas palabras arriba escritas acerca
de
Babilonia -
61 y dijo Jeremías a Seraías: «En llegando tú a Babilonia, mira de leer
en voz alta todas estas palabras,
62 y dirás: “Yahveh, tú has hablado respecto a este lugar, de destruirlo
sin que haya en él habitante, ya sea persona o animal, sino que soledad por
siempre será.”
63 Luego, en acabando tú de leer en voz alta ese libro, atas a él una
piedra y lo arroja al Eufrates,
64 y dices: “Así se hundirá Babilonia y no se recobrará del mal que yo
mismo voy a traer sobre ella.”» Hasta aquí las palabras de Jeremías.