...la Biblia de Jerusalén
Job 21, 19-32
19 ¿Va a guardar Dios para sus hijos su castigo? ¡que le castigue a él,
para que sepa!
20 ¡Vea su ruina con sus propios ojos, beba de la furia de Sadday!
21 ¿Qué le importa la suerte de su casa, después de él, cuando se haya
cortado la cuenta de sus meses?
22 Pero, ¿se enseña a Dios la ciencia? ¡Si es él quien juzga a los seres
más excelsos!
23 Hay quien muere en su pleno vigor, en el colmo de la dicha y de la
paz,
24 repletos de grasa su ijares, bien empapado el meollo de sus huesos.
25 Y hay quien muere, la amargura en el alma, sin haber gustado la
ventura.
26 Juntos luego se acuestan en el polvo, y los gusanos los recubren.
27 ¡Oh, sé muy bien lo que pensáis, las malas ideas que os formáis
sobre mí!
28 «¿Dónde está, os decís, la casa del magnate? ¿dónde la tienda que
habitaban los malos?»
29 ¿No habéis interrogado a los viandantes? ¿no os han pasmado los
casos que refieren?
30 Que el malo es preservado en el día del desastre, en el día de los
furores queda a salvo.
31 Pues, ¿quién le echa en cara su conducta y le da el merecido de su
obras?
32 Cuando es llevado al cementerio, sobre el mausoleo hace vela.