Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 1, 6-28

6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan.

7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que
todos creyeran por él.

8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.

9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene
a este mundo.

10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no
la conoció.

11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.

12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de
Dios, a los que creen en su nombre;

13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació
de Dios.

14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y
hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.

15 Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que
viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.»

16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.

17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad
nos han llegado por Jesucristo.

18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno
del Padre, él lo ha contado.

19 Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde
él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?»

20 El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo.»

21 Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo
soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.»

22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta
a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»

23 Dijo él: «Yo soy = voz del que clama en el desierto: Rectificad el
camino del Señor, = como dijo el profeta Isaías.»

24 Los enviados eran fariseos.

25 Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo
ni Elías ni el profeta?»

26 Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de
vosotros está uno a quien no conocéis,

27 que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la
correa de su sandalia.»

28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan
bautizando.