16 Al atardecer, bajaron sus discípulos a la orilla del mar,
17 y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a
Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde
ellos;
18 soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse.
19 Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a
Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo.
20 Pero él les dijo: «Soy yo. No temáis.»
21 Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra
en el lugar a donde se dirigían.
22 Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del
mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado
en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado
solos.
23 Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían
comido pan.
24 Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus
discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús.
25 Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has
llegado aquí?»
26 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me
buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los
panes y os habéis saciado.
27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que
permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre,
porque a
éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.»
28 Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de
Dios?»
29 Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha
enviado.»
30 Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola
creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está
escrito: = Pan del cielo les dio a comer.» =
32 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés
quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del
cielo;
33 porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida
al
mundo.»
34 Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no
tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.
36 Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis.