7 Mira, pues, a los asirios que juntan muchas fuerzas, orgullosos de
sus caballos y jinetes, engreídos por la fuerza de sus infantes, fiados en sus
escudos y en sus lanzas, en sus arcos y en sus hondas, y no han reconocido
que tú eres el Señor, quebrantador de guerras.
8 Tu Nombre es «¡Señor!» ¡Quebranta su poder con tu fuerza! ¡Abate
su poderío con tu cólera!, pues planean profanar tu santuario,
manchar la
Tienda en que reposa la Gloria de tu Nombre, y derribar con fuerza
el
cuerno de tu altar.
9 Mira su altivez, y suelta tu ira sobre sus cabezas; da a mi mano de
viuda fuerza para lo que he proyectado.
10 Hiere al esclavo con el jefe, y al jefe con su siervo, por la astucia
de mis labios. Abate su soberbia por mano de mujer.
11 No está en el número tu fuerza, ni tu poder en los valientes, sino
que eres el Dios de los humildes, el defensor de los pequeños, apoyo de los
débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados.
12 ¡Sí, sí! Dios de mi padre y Dios de la herencia de Israel, Señor de
los cielos y la tierra, Creador de las aguas, Rey de toda tu
creación,