Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Lucas 17, 1-34

1 Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos;
pero, ¡ay de aquel por quien vienen!

2 Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea
arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.

3 Cuidaos de vosotros mismos. «Si tu hermano peca, repréndele; y si
se arrepiente, perdónale.

4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve
a ti,
diciendo: “Me arrepiento”, le perdonarás.»

5 Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe.»

6 El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais
dicho a este sicómoro: “Arráncate y plántate en el mar”, y os
habría
obedecido.»

7 «¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando
regresa del campo, le dice: “Pasa al momento y ponte a la mesa?”

8 ¿No le dirá más bien: “Prepárame algo para cenar, y cíñete para
servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás
tú?”

9 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue
mandado?

10 De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue
mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos
hacer.»

11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines
entre Samaria y Galilea,

12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres
leprosos, que se pararon a distancia

13 y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de
nosotros!»

14 Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió
que, mientras iban, quedaron limpios.

15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta

voz;

16 y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y

éste era un samaritano.

17 Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los
otros nueve, ¿dónde están?

18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este
extranjero?»

19 Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»

20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de
Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.

21 Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está
entre vosotros.»

22 Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo
de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.

23 Y os dirán: “Vedlo aquí, vedlo allá.” No vayáis, ni corráis detrás.


24 Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro
del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día.

25 Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta
generación.

26 «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del
Hijo del hombre.

27 Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró
Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos.

28 Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían,
compraban, vendían, plantaban, construían;

29 pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y
azufre del cielo y los hizo perecer a todos.

30 Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.
31 «Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa,

no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo,
no se
vuelva atrás.

32 Acordaos de la mujer de Lot.

33 Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la
conservará.

34 Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno
será tomado y el otro dejado;