Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Marcos 4, 19-32

19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y
las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda
sin
fruto.

20 Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra,
la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.»

21 Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo
del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?

22 Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha
sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto.

23 Quien tenga oídos para oír, que oiga.»

24 Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida
con que midáis, se os medirá y aun con creces.

25 Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se
le quitará.»


26 También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el
grano en la tierra;

27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin
que él sepa cómo.

28 La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga,
después trigo abundante en la espiga.

29 Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque
ha llegado la siega.»

30 Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con
qué parábola lo expondremos?

31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra,
es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra;

32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las
hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a
su
sombra.»