Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Mateo 26, 51-75

51 En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada,
la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja.

52 Dícele entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos
los que empuñen espada, a espada perecerán.

53 ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto
a mi disposición más de doce legiones de ángeles?

54 Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?»

55 En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¿Como contra un
salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me
sentaba en el Templo para enseñar, y no me detuvisteis.

56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de
los profetas.» Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron.

57 Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote
Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos.

58 Pedro le iba siguiendo de lejos hasta el palacio del
Sumo
Sacerdote; y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver el final.

59 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando un
falso testimonio contra Jesús con ánimo de darle muerte,

60 y no lo encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos
testigos. Al fin se presentaron dos,

61 que dijeron: «Este dijo: Yo puedo destruir el Santuario de Dios, y
en tres días edificarlo.»

62 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y le dijo: «¿No respondes
nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?»

63 Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: «Yo te
conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.»

64 Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de
ahora veréis = al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder
y venir
sobre las nubes del cielo.» =

65 Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: «¡Ha
blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la
blasfemia.

66 ¿Qué os parece?» Respondieron ellos diciendo: «Es reo de
muerte.»

67 Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros
a golpearle,

68 diciendo: «Adivínanos, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?»

69 Pedro, entretanto, estaba sentado fuera en el patio; y una criada se
acercó a él y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo.»

70 Pero él lo negó delante de todos: «No sé qué dices.»


71 Cuando salía al portal, le vio otra criada y dijo a los que estaban
allí: «Este estaba con Jesús el Nazoreo.»

72 Y de nuevo lo negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese
hombre!»

73 Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:

«¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues además tu misma habla
te
descubre!»

74 Entonces él se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no
conozco a ese hombre!» Inmediatamente cantó un gallo.

75 Y Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús: «Antes que
el gallo cante, me habrás negado tres veces.» Y, saliendo fuera, rompió a
llorar amargamente.