Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Sabiduría 2, 2-24

2 Por azar llegamos a la existencia y luego seremos como si nunca
hubiéramos sido. Porque humo es el aliento de nuestra nariz
y el
pensamiento, una chispa del latido de nuestro corazón;

3 al apagarse, el cuerpo se volverá ceniza y el espíritu se desvanecerá
como aire inconsistente.

4 Caerá con el tiempo nuestro nombre en el olvido, nadie se acordará
de nuestras obras; pasará nuestra vida como rastro de nube, se
disipará
como niebla acosada por los rayos del sol y por su calor vencida.

5 Paso de una sombra es el tiempo que vivimos, no hay retorno en
nuestra muerte; porque se ha puesto el sello y nadie regresa.

6 Venid, pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las
criaturas con el ardor de la juventud.

7 Hartémonos de vinos exquisitos y de perfumes, no se nos pase
ninguna flor primaveral,

8 coronémonos de rosas antes que se marchiten;


9 ningún prado quede libre de nuestra orgía, dejemos por doquier
constancia de nuestro negocijo; que nuestra parte es ésta, ésta
nuestra
herencia.

10 Oprimamos al justo pobre, no perdonemos a la viuda, no
respetemos las canas llenas de años del anciano.

11 Sea nuestra fuerza norma de la justicia, que la debilidad, como se
ve, de nada sirve.

12 Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro
modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la Ley y nos culpa de faltas
contra nuestra educación.

13 Se gloría de tener el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo
hijo del Señor.

14 Es un reproche de nuestros criterios, su sola presencia nos es
insufrible,

15 lleva una vida distinta de todas y sus caminos son extraños.

16 Nos tiene por bastardos, se aparta de nuestros caminos como de
impurezas; proclama dichosa la suerte final de los justos y se ufana de tener
a Dios por padre.

17 Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará
en su tránsito.

18 Pues si el justo es hijo de Dios, él le asistirá y le librará
de las
manos de sus enemigos.

19 Sometámosle al ultraje y al tormento para conocer su temple y
probar su entereza.

20 Condenémosle a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios le
visitará.»

21 Así discurren, pero se equivocan; los ciega su maldad;

22 no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la
santidad ni creen en el premio de las almas intachables.

23 Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo
imagen de su misma naturaleza;

24 mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la
experimentan los que le pertenecen.