...la Biblia de Jerusalén
Salmo 22, 12-25
12 (13) Novillos innumerables me rodean, acósanme los toros de
Basán;
13 (14) ávidos abren contra mí sus fauces; leones que desgarran y
rugen.
14 (15) Como el agua me derramo, todos mis huesos se dislocan, mi
corazón se vuelve como cera, se me derrite entre mis entrañas.
15 (16) Está seco mi paladar como una teja y mi lengua pegada a mi
garganta; tú me sumes en el polvo de la muerte.
16 (17) Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me
acorrala como para prender mis manos y mis pies.
17 (18) Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran,
18 (19) repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica.
19 (20) ¡Mas tú, Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda, oh
fuerza mía,
20 (21) libra mi alma de la espada, mi única de las garras del perro;
21 (22) sálvame de las fauces del león, y mi pobre ser de los cuernos
de los búfalos!
22 (23) ¡Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la
asamblea te alabaré!:
23 (24) «Los que a Yahveh teméis, dadle alabanza, raza toda de Jacob,
glorificadle, temedle, raza toda de Israel».
24 (25) Porque no ha despreciado ni ha desdeñado la miseria del
mísero; no le ocultó su rostro, mas cuando le invocaba le escuchó.
25 (26) De ti viene mi alabanza en la gran asamblea, mis votos
cumpliré ante los que le temen.