Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Tobías 14, 2-8

2 Tenía 62 años cuando perdió la vista; y después de recuperarla,
vivió feliz, practicando la limosna, bendiciendo siempre a Dios
y
proclamando sus grandezas.

3 Cercana ya su muerte, llamó a su hijo Tobías y le recomendó: «Hijo
mío, toma tus hijos


4 y vete a Media, porque yo creo en la profecía que pronunció Dios
por Nahúm sobre Nínive. Todo cuanto los profetas de Israel, enviados por
Dios, anunciaron sobre Asur y Nínive, todo vendrá y se realizará.
Todo
tendrá cumplimiento. No se rebajará ni una sola de sus palabras. Todo
llegará a su tiempo. Habrá más seguridad en Media que en Asiria y
Babilonia, porque sé y creo que cuanto ha dicho Dios se cumplirá, sucederá
y no fallará ni una de sus palabras. «Todos nuestros hermanos que habitan
en la tierra de Israel serán numerados y deportados de aquella tierra
venturosa. Todo el país de Israel quedará desierto. Un desierto serán
Jerusalén y Samaría. La Casa de Dios quedará desolada y quemada durante
algún tiempo.

5 Pero Dios tendrá una vez más compasión de ellos y los volverá a la
tierra de Israel; construirán de nuevo la Casa, aunque no como la primera,
hasta que se cumplan los tiempos; entonces volverán todos del
destierro,
edificarán una Jerusalén maravillosa y construirán en ella la Casa de Dios,
como lo anunciaron los profetas de Israel.

6 Todas las naciones del universo se volverán a Dios en verdad y le
temerán; abandonarán los ídolos que los extraviaron en la mentira de
sus
errores

7 y bendecirán al Dios de los siglos en justicia. Todos los israelitas
salvados aquellos días se acordarán de Dios en verdad, se reunirán e irán a
Jerusalén y les será dada la tierra de Abraham, que ellos habitarán
por
siempre y en seguridad. Y los que aman a Dios en verdad se alegrarán. Pero
los que cometen pecados e injusticias desaparecerán de toda la tierra.

8 «Ahora, pues, hijos, yo os recomiendo que sirváis a Dios en verdad
y hagáis lo que es agradable en su presencia. Mandad a vuestros hijos que
practiquen la justicia y la limosna, que se acuerden de Dios y bendigan su
Nombre en todo tiempo, en verdad y con todas sus fuerzas.