La ceremonia comenzó a las 18:00 a las puertas de la Basílica de San Pedro ante una plaza desierta. La homilía siguió a la lectura de un pasaje del Evangelio escogido para la ocasión, cuando Jesús calma la tormenta en el mar de Galilea después de ser despertado por los apóstoles (Mc 4,35-41)
Posteriormente rezó ante la imagen de la Virgen, Salus Populi Romani, patrona de Roma, y el crucifijo de San Marcelo, por el fin de la pandemia. Siguió el rezo de unas oraciones litánicas.
El acto terminó con un momento de adoración eucarística y con la bendición Urbi et Orbi, reservada para ocasiones extraordinarias. Mientras duró la bendición, las campanas sonaron y la policía hizo sonar sus sirenas.