9Y decía: "Quien tenga oídos para oír, que oiga." 10Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas. 11Él les dijo: "A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, 12para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone." 13Y les dice: "¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas? 14El sembrador siembra la palabra. 15Los que están a lo largo del camino donde se siembra la palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. 16De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la palabra, al punto la reciben con alegría, 17pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes 18Y otros son los sembrados entre los abrojos 19pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la palabra, y queda sin fruto. 20Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento." 21Les decía también: "¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? 22Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado 23Quien tenga oídos para oír, que oiga." 24Les decía también: "Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. 25Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará." 26También decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra 27duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. 28La tierra da el fruto por sí misma 29Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega." 30Decía también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? 31Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra 32pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra." 33Y les anunciaba la palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle 34no les hablaba sin parábolas 35Este día, al atardecer, les dice: "Pasemos a la otra orilla." 36Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba 37En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca.