12Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad. 13"¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. 14Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. 15Y tú, Cafarnaún, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! 16"Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha 17Regresaron los setenta y dos, y dijeron alegres: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre." 18Él les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño 20pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan 21En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo y dijo: Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a ingenuos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. 22Mi Padre me lo ha entregado todo, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre 23Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! 24Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron." 25Se levantó un legista y dijo, para ponerle a prueba: "Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?" 26Él le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?" 27Respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente 28Díjole entonces: "Bien has respondido. Haz eso y vivirás." 29Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: "Y ¿quién es mi prójimo?" 30Jesús respondió: "Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto. 31Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo.