7Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis 8"Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios. 9Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. 10"A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará 11"Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué os defenderéis, o qué diréis, 12porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel mismo momento lo que conviene decir." 13Uno de la gente le dijo: "Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo." 14Él le respondió: "¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?" 15Y les dijo: "Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aunque alguien posea abundantes riquezas, éstas no le garantizan la vida." 16Les dijo una parábola: "Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto 17y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo dónde almacenar mi cosecha?" 18Y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, edificaré otros más grandes, reuniré allí todo mi trigo y mis bienes 19y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea." 20Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma 21Así es el que atesora riquezas para sí y no se enriquece en orden a Dios." 22Dijo a sus discípulos: "Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis: 23porque la vida vale más que el alimento y el cuerpo más que el vestido 24fijaos en los cuervos: ni siembran, ni cosechan 25Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un codo a la medida de su vida? 26Si, pues, no sois capaces ni de lo más pequeño, ¿por qué preocuparos de lo demás? 27Fijaos en los lirios, cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. 28Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, Dios así la viste ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!