1Les propuso una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer: 2"Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3Había en aquella misma ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: "¡Hazme justicia contra mi adversario!" 4Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que deje de una vez de importunarme." 6Dijo, pues, el Señor: "Oíd lo que dice el juez injusto