2"Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3Había en aquella misma ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: "¡Hazme justicia contra mi adversario!" 4Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que deje de una vez de importunarme." 6Dijo, pues, el Señor: "Oíd lo que dice el juez injusto 7pues, ¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? ¿Les hará esperar? 8Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?" 9A algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás les dijo esta parábola: 10"Dos hombres subieron al templo a orar 11El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. 12Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." 13En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" 14Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado 15Le presentaban también los niños pequeños para que los tocara y, al verlo, los discípulos, les reñían. 16Mas Jesús llamó a los niños, diciendo: "Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis 17Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él."