30para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 31"¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo 32pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos." 33Él dijo: "Señor, estoy dispuesto a ir contigo hasta la cárcel y la muerte." 34Pero él contestó: "Te digo, Pedro, que antes de que hoy cante el gallo habrás negado tres veces que me conoces." 35Y les dijo: "Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?" Ellos dijeron: "Nada." 36Les dijo: "Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome, y lo mismo alforja, y el que no tenga, que venda su manto y se compre una espada. 37Porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito: Ha sido contado entre los malhechores. Porque lo que se refiere a mí toca a su fin." 38Ellos dijeron: "Señor, aquí hay dos espadas." Él les dijo: "Basta." 39Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos 40Llegado al lugar les dijo: "Pedid que no caigáis en tentación." 41Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba 42diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí esta copa 43Entonces se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. 44Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. 45Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza 46y les dijo: "¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación." 47Estaba todavía hablando cuando se presentó un grupo 48Jesús le dijo: "¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!" 49Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: "Señor, ¿herimos a espada?" 50Y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. 51Pero Jesús dijo: "¡Dejad! ¡Basta ya!" Y tocando la oreja le curó. 52Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido contra él: "¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos? 53Estaba yo todos los días en el Templo con vosotros y no me pusisteis las manos encima 54Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote