34Pero él contestó: "Te digo, Pedro, que antes de que hoy cante el gallo habrás negado tres veces que me conoces." 35Y les dijo: "Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os faltó algo?" Ellos dijeron: "Nada." 36Les dijo: "Pues ahora, el que tenga bolsa que la tome, y lo mismo alforja, y el que no tenga, que venda su manto y se compre una espada. 37Porque os digo que es necesario que se cumpla en mí esto que está escrito: Ha sido contado entre los malhechores. Porque lo que se refiere a mí toca a su fin." 38Ellos dijeron: "Señor, aquí hay dos espadas." Él les dijo: "Basta." 39Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos 40Llegado al lugar les dijo: "Pedid que no caigáis en tentación." 41Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba 42diciendo: "Padre, si quieres, aparta de mí esta copa 43Entonces se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. 44Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. 45Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza 46y les dijo: "¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación." 47Estaba todavía hablando cuando se presentó un grupo 48Jesús le dijo: "¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!" 49Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: "Señor, ¿herimos a espada?" 50Y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. 51Pero Jesús dijo: "¡Dejad! ¡Basta ya!" Y tocando la oreja le curó. 52Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido contra él: "¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos? 53Estaba yo todos los días en el Templo con vosotros y no me pusisteis las manos encima 54Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote 55Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor 56Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: "Éste también estaba con él." 57Pero él lo negó: "¡Mujer, no le conozco!" 58Poco después le vio otro y dijo: "Tú también eres uno de ellos." Pedro dijo: "¡Hombre, no lo soy!" 59Pasada como una hora, otro aseguraba: "Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo." 60Le dijo Pedro: "¡Hombre, no sé de qué hablas!" Y en aquel mismo momento, cuando aún estaba hablando, cantó un gallo. 61El Señor se volvió y miró a Pedro. Recordó Pedro las palabras que le había dicho el Señor: "Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces" 62y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente. 63Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban. 64Y, cubriéndole con un velo, le preguntaban: "¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?" 65Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas. 66En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hicieron venir a su Sanedrín 67y le dijeron: "Si tú eres el Cristo, dínoslo." Él respondió: "Si os lo digo, no me creeréis. 68Si os pregunto, no me responderéis. 69De ahora en adelante, el Hijo del hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios." 70Dijeron todos: "Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?" Él les dijo: "Vosotros lo decís: Yo soy." 71Dijeron ellos: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?"