35Estaba el pueblo mirando 36También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre 37y le decían: "Si tú eres el rey de los judíos, ¡sálvate!" 38Había encima de él una inscripción: "Este es el rey de los judíos." 39Uno de los malhechores colgados le insultaba: "¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!" 40Pero el otro le increpó: "¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? 41Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos 42Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino." 43Jesús le dijo: "Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso." 44Era ya cerca de la hora sexta cuando se oscureció el sol y toda la tierra quedó en tinieblas hasta la hora nona. 45El velo del Santuario se rasgó por medio 46y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: "Padre, en tus manos pongo mi espíritu." Y, dicho esto, expiró. 47Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: "Ciertamente este hombre era justo." 48Y toda la muchedumbre que había acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvió dándose golpes de pecho. 49Todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia, viendo estas cosas. 50Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre bueno y justo, 51que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. 52Se presentó a Pilato, le pidió el cuerpo de Jesús 53y, después de descolgarle, le envolvió en una sábana y le puso en un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido puesto todavía. 54Era el día de la Preparación y apuntaba el sábado. 55Las mujeres que habían venido con él desde Galilea fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo. 56Luego regresaron y prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron según el precepto.