22El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro 23y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles que decían que él vivía. 24Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron." 25Él les dijo: "¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?" 27Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. 29Pero ellos le rogaron insistentemente: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado." Entró, pues, y se quedó con ellos. 30Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.