20Enrolló el volumen, lo devolvió al ministro y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21Comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy." 22Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿Acaso no es éste el hijo de José?" 23Él les dijo: "Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaún, hazlo también aquí en tu patria." 24Y añadió: "En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria." 25"Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y hubo gran hambre en todo el país 26y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio." 28Al oír estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira