26y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio." 28Al oír estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira 29y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle. 30Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó. 31Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. 32Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. 33Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo y se puso a gritar a grandes voces: 34"¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios." 35Jesús entonces le conminó diciendo: "Cállate y sal de él." Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. 36Quedaron todos pasmados y se decían unos a otros: "¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen." 37Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.