18que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. 19Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. 20Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: "Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. 21Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. 22Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre.