29Y mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura fulgurante. 30Y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías 31los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. 32Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. 33Cuando ellos se separaron de él, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, bueno es estarnos aquí. Podríamos hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías", sin saber lo que decía. 34Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra 35Y vino una voz desde la nube, que decía: "Este es mi Hijo, mi Elegido 36Cuando cesó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto. 37Al día siguiente, cuando bajaron del monte, le salió al encuentro mucha gente. 38En esto, un hombre de entre la gente empezó a gritar: "Maestro, te suplico que mires a mi hijo, porque es el único que tengo.