7Otras cayeron entre abrojos 8Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. 9El que tenga oídos, que oiga." 10Y acercándose los discípulos le dijeron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" 11Él les respondió: "Es que a vosotros se os ha dado conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 12Porque a quien tiene se le dará y le sobrará 13Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. 14En ellos se cumple la profecía de Isaías: Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. 15Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado 16"¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! 17Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron. 18"Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. 19Sucede a todo el que oye la palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. 20El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la palabra, y al punto la recibe con alegría 21pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la palabra, sucumbe enseguida. 22El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra, y queda sin fruto. 23Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la palabra y la entiende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta." 24Otra parábola les propuso, diciendo: "El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. 25Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. 26Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. 27Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?" 28Él les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." Dícenle los siervos: "¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?" 29Díceles: "No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. 30Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero." 31Otra parábola les propuso: "El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. 32Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas." 33Les dijo otra parábola: "El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo." 34Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, 35para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Abriré con parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. 36Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: "Explícanos la parábola de la cizaña del campo." 37Él respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre 38el campo es el mundo 39el enemigo que la sembró es el diablo 40De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. 41El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, 42y los arrojarán en el horno de fuego 43Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga. 44"El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel. 45"También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, 46y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra. 47"También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases 48y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. 49Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos 50y los echarán en el horno de fuego 51"¿Habéis entendido todo esto?" Dícenle: "Sí."