2"¿Por qué tus discípulos transgreden la tradición de los antepasados? Pues no se lavan las manos a la hora de comer." 3Él les respondió: "Y vosotros, ¿por qué transgredís el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. 5Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda es ofrenda", 6ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado la palabra de Dios por vuestra tradición. 7Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: 8Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 9En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres." 10Luego llamó a la gente y les dijo: "Oíd y entended. 11No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre 12Entonces se acercan los discípulos y le dicen: "¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?" 13Él les respondió: "Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. 14Dejadlos: son ciegos y guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo." 15Tomando Pedro la palabra, le dijo: "Explícanos la parábola." 16Él dijo: "¿También vosotros estáis todavía sin inteligencia? 17¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y luego se echa al excusado? 18En cambio lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. 19Porque del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. 20Eso es lo que contamina al hombre 21Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. 22En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: "¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada." 23Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: "Despídela, que viene gritando detrás de nosotros." 24Respondió él: "No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel." 25Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!" 26Él respondió: "No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos." 27"Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos." 28Entonces Jesús le respondió: "Mujer, grande es tu fe 29Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea 30Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos 31De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían 32Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino." 33Le dicen los discípulos: "¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?" 34Díceles Jesús: "¿Cuántos panes tenéis?" Ellos dijeron: "Siete, y unos pocos pececillos." 35Él mandó a la gente acomodarse en el suelo. 36Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. 37Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.