19y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará." 20Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. 21Él le dijo: "¿Qué quieres?" Dícele ella: "Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino." 22Replicó Jesús: "No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?" Dícenle: "Sí, podemos." 23Díceles: "Mi copa, sí la beberéis 24Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. 25Mas Jesús los llamó y dijo: "Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. 26No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 27y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo 28de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos." 29Cuando salían de Jericó, le siguió una gran muchedumbre. 30En esto, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al enterarse que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: "¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!" 31La gente les increpó para que se callaran, pero ellos gritaron más fuerte: "¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!" 32Entonces Jesús se detuvo, los llamó y dijo: "¿Qué queréis que os haga?" 33Dícenle: "¡Señor, que se abran nuestros ojos!"