19Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. 20Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. 21Y mientras comían, dijo: "Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará." 22Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Señor?" 23Él respondió: "El que ha metido conmigo la mano en el plato, ése me entregará. 24El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!" 25Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: "¿Soy yo acaso, Rabbí?" Dícele: "Tú lo has dicho." 26Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo." 27Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos, 28porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. 29Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre." 30Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos. 31Entonces les dice Jesús: "Todos vosotros vais a escandalizaros de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. 32Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea." 33Pedro intervino y le dijo: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré." 34Jesús le dijo: "Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces." 35Dícele Pedro: "Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré." Y lo mismo dijeron también todos los discípulos. 36Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: "Sentaos aquí, mientras voy allá a orar." 37Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. 38Entonces les dice: "Mi alma está triste hasta el punto de morir 39Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: "Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieres tú." 40Viene entonces a los discípulos y los encuentra dormidos 41Velad y orad, para que no caigáis en tentación 42Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: "Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad." 43Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados. 44Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. 45Viene entonces a los discípulos y les dice: "Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. 46¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca." 47Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. 48El que le iba a entregar les había dado esta señal: "Aquel a quien yo dé un beso, ése es 49Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: "¡Salve, Rabbí!", y le dio un beso. 50Jesús le dijo: "Amigo, ¡a lo que estás aquí!" Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron. 51En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja. 52Dícele entonces Jesús: "Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán. 53¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto a mi disposición más de doce legiones de ángeles? 54Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?" 55En aquel momento dijo Jesús a la gente: "¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar, y no me detuvisteis. 56Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas." Entonces todos los discípulos le abandonaron y huyeron. 57Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos.