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Evangelio: Mateo 26,2-47.

2 "Sabéis que dentro de dos días es la Pascua
3 Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás
4 y se pusieron de acuerdo para prender a Jesús con engaño y darle muerte.
5 Decían sin embargo: "Durante la fiesta no, para que no haya alboroto en el pueblo."
6 Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,
7 se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro, con perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba a la mesa.
8 Al ver esto los discípulos se indignaron y dijeron: "¿Para qué este despilfarro?
9 Se podía haber vendido a buen precio y habérselo dado a los pobres."
10 Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: "¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una "obra buena" ha hecho conmigo.
11 Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre.
12 Y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi sepultura lo ha hecho.
13 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya."
14 Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes,
15 y les dijo: "¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?" Ellos le asignaron treinta monedas de plata.
16 Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle.
17 El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: "¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer la Pascua?"
18 Él les dijo: "Id a la ciudad, a un tal, y decidle: "El Maestro dice: Mi tiempo está cerca
19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.
20 Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.
21 Y mientras comían, dijo: "Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará."
22 Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Señor?"
23 Él respondió: "El que ha metido conmigo la mano en el plato, ése me entregará.
24 El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!"
25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: "¿Soy yo acaso, Rabbí?" Dícele: "Tú lo has dicho."
26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo."
27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de ella todos,
28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre."
30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
31 Entonces les dice Jesús: "Todos vosotros vais a escandalizaros de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño.
32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea."
33 Pedro intervino y le dijo: "Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré."
34 Jesús le dijo: "Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces."
35 Dícele Pedro: "Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré." Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.
36 Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: "Sentaos aquí, mientras voy allá a orar."
37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.
38 Entonces les dice: "Mi alma está triste hasta el punto de morir
39 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: "Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieres tú."
40 Viene entonces a los discípulos y los encuentra dormidos
41 Velad y orad, para que no caigáis en tentación
42 Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: "Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad."
43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados.
44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
45 Viene entonces a los discípulos y les dice: "Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.
46 ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca."
47 Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.




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