31Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. 32Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados 33la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. 34Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.