9Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. 11Y se oyó una voz que venía de los cielos: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco." 12A continuación, el Espíritu le empuja al desierto, 13y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. 14Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea 15"El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca 16Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. 17Jesús les dijo: "Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres." 18Al instante, dejando las redes, le siguieron. 19Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan 20y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él. 21Llegan a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. 22Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 23Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: 24"¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios." 25Jesús, entonces, le conminó diciendo: "Cállate y sal de él." 26Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. 27Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen." 28Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea. 29Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. 30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre 31Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. 32Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados 33la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. 34Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. 35De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.