14Entonces le dijo: "¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!" Y sus discípulos oían esto. 15Llegan a Jerusalén 16y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. 17Y les enseñaba, diciéndoles: "¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes? ¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos!" 18Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle 19Y al atardecer, salía fuera de la ciudad. 20Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz. 21Pedro, recordándolo, le dice: "¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca." 22Jesús les respondió: "Tened fe en Dios. 23Yo os aseguro que quien diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar" y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. 24Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. 25Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas." 26[Mas si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras ofensas.] 27Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, 28y le decían: "¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?"