2Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña. 3Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías. 4De nuevo les envió a otro siervo 5Y envió a otro y a éste le mataron 6Todavía le quedaba un hijo querido 7Pero aquellos labradores dijeron entre sí: "Éste es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia." 8Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña. 9¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros. 10¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido 11fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?" 12Trataban de detenerle - pero tuvieron miedo a la gente - porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron. 13Y envían hacia él algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. 14Vienen y le dicen: "Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?" 15Mas él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea." 16Se lo trajeron y les dice: "¿De quién es esta imagen y la inscripción?" Ellos le dijeron: "Del César." 17Jesús les dijo: "Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios." Y se maravillaban de él.