14Llamó otra vez a la gente y les dijo: "Oídme todos y entended. 15Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle 16Quien tenga oídos para oír, que oiga." 17Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. 18Él les dijo: "¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, 19pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?" - así declaraba puros todos los alimentos -. 20Y decía: "Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 21Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, 22adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. 23Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre." 24Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, 25sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. 26Esta mujer era griega, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. 27Él le decía: "Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos." 28Pero ella le respondió: "Sí, Señor 29Él, entonces, le dijo: "Por lo que has dicho, vete 30Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido. 31Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. 32Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. 33Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. 34Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: "Effatá", que quiere decir: "¡Ábrete!" 35Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente.