33Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. 34Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: "Effatá", que quiere decir: "¡Ábrete!" 35Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente.